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septiembre 21, 2018
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Ocho Delicias y Vino de Baco. Sus habitantes […] son en su mayoría pescadores, campesinos arrendatarios y artesanos que llevan una vida muy sencilla intercambiando sus productos, ya que el dinero no existe en la isla. Toda la comunidad alimenta y viste a los artistas y estudiosos manteniéndolos como abejas reinas. […] No padecen enfermedades y la mortalidad es ínfima; casi todos mueren pacíficamente de viejos. No hay allí asesinatos, ni fraudes ni robos. 

(Andres Stefan: Wir sind Utopia. Berlín, 1943.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², pp. 428-429

Odre. Los habitantes son simpáticos y glotones, y tienen la curiosa costumbre de desgarrarse la piel para envasar la grasa.

(Françoise Rabelais: Le cinquiesme et dernier livre des faicts et dicts du bon Pantagruel, auquel est contenu la visitation de l’Oracle de la dive Bacbuc, et le mot de la bouteille; pour lequel est entrepris tout ce long voyage. París, 1564.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 429

Islas de los Orejudos. Habitadas por un tribu de pescadores […], cuyas orejas tienen una dimensión tan anormalmente grande que les tapan todo el cuerpo. Como consecuencia, son muy finos de oído y pueden detectar hasta un pez debajo del agua.

(Plinio el Veijo: Historia natural. Siglo I.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 436

Orofena. Los nativos son una raza perezosa que sólo cultiva lo necesario para satisfacer sus necesidades inmediatas. […] Practican el infanticidio para evitar los problemas de supervivencia por falta de alimentos.

(Henry Rider Haggard: When the World Shook, Being an Account of the Great Adventure of Bastin, Bickley and Arbuthnot. Londres, 1918.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 437

Isla de los Osos. En ella […] el oso es la especie dominante. Estos caminan erguidos, labran la tierra y cosechan los cultivos. Los hombres, en cambio, caminan a cuatro patas, viven como salvajes en los bosques y son esclavos de aquéllos o sirven de bestias de carga.

(Abbé Balthazard: L’Isle Des Philosophes Et Plusieurs Autres, Nouvellement découvertes, & remarquables par leur rapports avec la France actuelle. Chartres, 1790.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 443

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