Los habitantes de Aleofane afirman que todo aquel que ejerce alguna influencia en la gente se convierte en funcionario público, y que el periodismo no es más que la Iglesia en papel impreso.
El Ministerio de Fama monopoliza la publicidad y emplea a los mejores poetas, escritores y artistas de la isla. Cualquiera puede comprar fama, desde rumores hasta manifestaciones públicas.
(Godfrey Sweven: Riallaro, The Archipelago of Exiles. Nueva York y Londres, 1901.)
Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 34
Amorfa. Isla que debe su nombre a su falta de forma definida. Es como si fuera un coral flexible, ameboide o protoplásmico.
(Alfred Jarry: Gestes et Opinions du Docteur Faustroll, Pataphysicien. Roman Néo-Scientifique. Paris, 1911.)
Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 42
Isla del Anciano del Mar. Vive en ella el Anciano del Mar, […] con mirada triste y con taparrabos de hojas, espera que algún infortunado se atraviese en su camino. Si el viajero se apiada del viejo y lo carga sobre su espalda, se convertirá en una bestia de carga para el resto de sus días.
(Anónimo: Las mil y una noches. Siglos XIV-XVI.)
Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 43
En Anostus no hay noches ni días, sólo una bruma rojiza que envuelve el paisaje. Hay dos ríos, el río del Placer y el del Dolor, en cuyas márgenes crecen árboles venerables. Los árboles del río de Dolor dan frutos que producen pena y el viajero que los pruebe pasará llorando y padeciendo el resto de sus días y morirá del mismo modo. Los frutos de los arboles del río del Placer son todo lo contrario, y el que los pruebe se sentirá libre de sus deseos anteriores. Si alguna vez amó a alguien, olvidará su amor, e iré rejuveneciendo hasta volver a ser el que fue en sus primeros años de vida, muriendo como un niño recién nacido.
(Claudio Eliano: Historia varia. Siglos II-III.)
Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 46
Toda la riqueza de Antangil pertenece al pueblo, que decide los aumentos o reducciones de los tributos, tanto públicos como particulares.
(Joachim du Moulin [?]: Histoire du grand et admirable royaume d’Antangil Inconnu jusqu’à présent à tous Historiens et Cosmographes: composé de six vingts provinces trés-belles & très fertiles. Avec la description d’icelui & de la police nonepareille, tant civile que militaire. De l’instruction de la jeunesse. Et de la Religion; par I.D.M.G.T. Saumur, 1616.)
Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 47
Los habitantes de esta Atlántida sumergida son de piel oscura. A su servicio tienen una raza de esclavos blancos, tal vez vástagos de cautivos griegos, […].
Los científicos de esta Atlántida han descubierto la manera de obtener químicamente vino, café, té y harina con las mismas características que los productos naturales.
(Platón: Critias. Siglo IV a.C.; Platón: Timeo. Siglo IV a.C.; Jules Vernes: Vingt mille Lienes sous les mers. París, 1870; Pierre Benoit; L’Atlantida. París, 1919; Sir Arthur Conan Doyle: The Maracot Deep. Londres, 1929.)
Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², pp.62-63
En Atrocla se fomenta el arte de embrollar las cosas de la vida de tal modo que ni un genio podría desenredarlas. El número de leyes confusas, difíciles, aumentó día a día; las normas y los reglamentos que se promulgaban abarcaban todos y cada uno de los aspectos de la vida diaria. El resultado fue que, en muy poco tiempo, prácticamente todos los isleños fueron culpables de haber infringido alguna ley y recibieron el castigo correspondiente; aquellos que no fueron castigados, por otra parte, no tardaron en convertirse en sospechosos para los demás.
(Alexander Moszkowski: Die Insel der Weisheit, Geschichte einer abenteuerlichen Entdeckungsfahrt. Berlín, 1922.)
Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 531
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