[1] u/dis/a-topías

U

septiembre 15, 2018
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Utopía. Debe su actual nombre a Utopo, uno de sus primeros gobernantes.

La actividad agrícola es […] ocupación común a todos los utopianos y se aprende desde los primeros años en la escuela. […] Como todos usan ropa del mismo estilo, no hay sastres ni modistas, cosa que deja libre a mucha gente para trabajos más productivas. […] El trabajo es la base de la sociedad utopiana; todos los hombres y mujeres trabajan […]. Dado que todos trabajan y concentran sus esfuerzos en oficios útiles, no resulta sorprendente que Utopía sea un país tan próspero. La eficiencia de la economía ha hecho posible reducir la jornada laboral a seis horas diarias, sin que haya por ello escasez de bienes o servicios.

Los almacenes públicos están siempre llenos, gracias a la eficiencia de la economía y la distribución de los recursos públicos. La abolición de la propiedad privada y el dinero ha puesto fin a la pasión por la posesión y la riqueza; también ha llevado a la desaparición de todos los crímenes y abusos nacidos del deseo de fortuna y superioridad; por idénticas razones, también ha desaparecido la pobreza.

Cada casa se rige por la autoridad del varón más viejo. Las esposas están subordinadas al esposo, los niños a sus padres y los jóvenes a sus mayores. La esclavitud sigue existiendo.

(Sir Thomas More: Utopia. Londres, 1516.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², pp. 624-627
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V

septiembre 14, 2018
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Valapee. La moneda local son los dientes humanos. Los amos arrancan a los esclavos los dientes en la infancia, y cuando mueren, sus dientes se distribuyen entre los asistentes.

(Hernan Melville: Mardi, and A Voyage Thither. Nueva York, 1849.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², pp. 631-632

Villings era un foco de una enfermedad misteriosa que mataba de fuera para adentro, causando la caída del pelo y de las uñas, luego la muerte de la piel y las córneas de los ojos y, por fin, en ocho o quince días, el colapso total.

(Adolfo Bioy Casares: La invención de Morel. Buenos Aires, 1941.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 642

Vleha no tiene constitución escrita ni gobierno oficial.

(Alexander Moszkowski: Die Insel der Weisheit, Geschichte einer abenteuerlichen Entdeckungsfahrt. Berlín, 1922.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 644
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W

septiembre 13, 2018
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Waferdanos. Sus habitantes son amables. Los cubre de pies a cabeza un pelaje suave de color pardo que los mantiene abrigados, y no conocen otras leyes que las de la naturaleza. Se alimentan de los animales que cazan y de loas pocas verduras que cultivan.

La sociedad waferdana está basada en la tolerancia, la fraternidad y la ayuda mutua.

(Anónimo: Voyage Curieux d’un Philadelphe dans Pays nouvellement Découverts. La Haya, 1755.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 647

La isla de Witlingen es el lugar más triste de la tierra y está habitada por quienes han sido exiliados por su ingenio. Todos conocen los chistes que todos cuentan y los repiten interminablemente.

(Godfrey Sweven: Rillaro, the Archipelago of Exiles. Nueva York y London, 1901. Godfrey Sweven: Limanora, the Island of Progress. Nueva York y London, 1901.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 350

En Wotnekst, los habitantes han promulgado una ley según la cual su lengua debe ser el idioma universal del mundo. La inmundas casuchas de su isla son, proclaman, el centro mismo de la civilización.

(Godfrey Sweven: Rillaro, the Archipelago of Exiles. Nueva York y London, 1901. Godfrey Sweven: Limanora, the Island of Progress. Nueva York y London, 1901.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 350
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X

septiembre 12, 2018
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Xiros. Lo principal de la isla es que si uno la avista una vez, aunque sea desde lejos, no la puede olvidar. Su visión acosará al viajero durante toda su vida.

(Julio Cortázar: «La isla a mediodía». En: Todos los fuegos el fuego. Madrid, 1976.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 654

 

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