Author Archives Rainer Krause

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septiembre 16, 2018
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Tacorde. Isla […] habitada por un pueblo de cavernícolas que se alimentan de carne de serpiente. No hablan, sino que silban como los reptiles que devoran.

(Sir John Mandeville: Voiage de Sir John Mandeville. Paris, 1357.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 574

Taerg Natirb. Sus habitantes miden cinco metros de altura y se visten con sencillez, pero son hospitalarios y generosos.

El adulterio, el robo y el asesinato se castigan con la muerte. Los borrachos van a parar en la cárcel, donde permanecen varios días sin comer. A los que maldicen se les corta la lengua, igual que los perjuros (a estos últimos también los matan).

(William Bullein: A Dialogue both Pleasant and Pitiful, wherein is a Goodly Regimente against the Fever Pestilence, with a Consolation and Confort against Death. Londres, 1564.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 574

Tamoe. Hay dieciséis ciudades en la isla. La capital, también llamada Tamoe, […] está construida según un plano simétrico y su forma es la de un círculo perfecto […]. Todas las calles son rectas […]. Todas las casas están construidas según el mismo modelo […]. 

Las leyes se abolieron (pues son inútiles cuando no existen vicios). La prisión está considerada una institución perversa […]. 

El Estado se encarga de criar a los niños, que abandonan la casa paterna apenas destetados y permanecen en un campo comunitario hasta los quince años, edad en que contraen matrimonio.

Los habitantes de la isla, que son vegetarianos, viven del producto de las tierras otorgados por el Estado.

El Estado es el único propietario de todos los bienes y todos los habitantes disfrutan por igual de esa propiedad común.

(Donatien-Alphonse-François, Marquis de Sade: Aline et Valcour. París, 1795.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², po. 575-576

Tapinoys. En la isla no se celebran matrimonios y la gente pasa buena parte de su tiempo llorando.

(François Rabelais: Le quart livre des faicts et dicts du bon Pantagruel. París, 1552.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 577

Isla de Taprobana. [Los habitantes] practican la más estricta eugenesia: las mujeres no pueden tener relaciones sexuales antes de diecinueve años y los hombres tienen prohibido engendrar hasta los veintiuno.

Las relaciones sexuales se organizan cada tres noches […]. Las mujeres altas y hermosas se unen a hombres altos y hermosos, los hombres delgados a mujeres gordas y los hombres gordos a mujeres delgadas, a fin de lograr el equilibrio. Si la mujer no queda encinta con un hombre, se la pasan a otro.

(Tommaso Campanella: La Città del Sole. Lugano, 1602-1623.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 558

Taquilla. No hay restricciones para desembarcar en la isla, pero la única manera de salir de ella es con una autorización o licencia. Las comparecencias ante el tribunal llevan aparejado casi inevitablemente un interrogatorio, cuando no tormento.

(Françoise Rabelais: Le cinquiesme et dernier livre des faicts et dicts du bon Pantagruel, auquel est contenu la visitation de l’Oracle de la dive Bacbuc, et le mot de la bouteille; pour lequel est entrepris tout ce long voyage. París, 1564.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 578

Isla del Termómetro. […] Así llamada porque las leyes nacionales autorizan a las parejas a dormir juntas únicamente cuando el sexo del marido y el de la esposa han alcanzado la misma temperatura, la cual se mide con unos termómetros especiales. Los órganos sexuales de los habitantes masculinos tienen distintas formas -de paralelepípedo, pirámide o cilindro-, que corresponden exactamente con las femeninas.

(Denis Diderot: Les Bijoux indiscrets. París, 1748.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 585

En Terre Australe no hay moscas, arañas ni otras criaturas venenosas, pero el viajero podrá ver monos de cara casi humana, divertidos y amables.

Los habitantes de este continente son bisexuales; cuando nace una criatura con un solo sexo la asfixian en el acto. […] Como se considera un crimen mencionar la reproducción sexual, nadie sabe de qué forma se reproducen, pero la ley estipula que cada persona debe tener por lo menos un hijo.

(Gabriel Foigny: Les Aventures De Jaques Sadeur Dans La Découverte Et Le Voyage De La Terre Australe, contenant les coutumes et les mœurs des Australiens, leur religion, leurs études, leurs guerres, les animaux particuliers a ce pais et toutes les raretez curiesses qui s’y trouvent. Vannes, 1676.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 591

Tilibet. En esta isla el tiempo discurre más rápido de lo normal y la vida es mas breve. Los niños nacen riendo y crecen velozmente: hablan con un día de edad y mueren los veinte años. […] Están tan colmados de presente que olvidan el pasado y desprecian el futuro.

(Abbé Pierre Françoise Guyot Desfontaines: Le Nouveau Gulliver, ou Voyage De Jean Gulliver, Fils Du Capitaine Gulliver. Traduit d’un Manuscrit Anglois. Par Monsieur L.D.F. París, 1730.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 606

La población de Tivalera está familiarizada con los principios de la relatividad desde hace más de cuatrocientos años. […] La teoría de la relatividad se refleja también en el habla de los isleños, quienes a la pregunta de qué hora es, pueden llegar a responder «seis metros». 

(Alexander Moszkowski: Die Insel der Weisheit, Geschichte einer abenteuerlichen Entdeckungsfahrt. Berlín, 1922.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 531

El agua de Tsalal es único. Es potable, pero tiene la consistencia de goma arábica disuelta en agua. […] Si uno la recoge en un recipiente comprobará que el líquido está compuesta de muchas vetas, todas de distinto color. […] Si insertamos la hoja de un cuchillo en medio, comprobamos que el agua la cubre en seguida, pero, si introducimos delicadamente la hoja entre dos venas, obtenemos una separación perfecta; las venas no se juntan.

(Edgar Allan Poe: The Narrative of Arthur Gordon Pym of Nantucket. Nueva York, 1828.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 616

Tule. Su suelo es prácticamente estéril y el aire es una mezcla de agua de mar y oxigeno.

En la época del solsticio de verano, nunca se pone el sol, sino que permanece en el cielo hasta la llegada del solsticio de invierno. Durante cuarenta días y sus noches permanece oculto. Los habitantes de la isla pasan esa larga noche durmiendo, pues no se puede hacer otra cosa en esa oscuridad.

(Diodoro Sículo: Biblioteca histórica. Siglo I a.C.; Estrabón: Geografía. Siglo I a.C.; Procopio: Guerra de los godos. Siglo IV.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 619
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septiembre 15, 2018
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Utopía. Debe su actual nombre a Utopo, uno de sus primeros gobernantes.

La actividad agrícola es […] ocupación común a todos los utopianos y se aprende desde los primeros años en la escuela. […] Como todos usan ropa del mismo estilo, no hay sastres ni modistas, cosa que deja libre a mucha gente para trabajos más productivas. […] El trabajo es la base de la sociedad utopiana; todos los hombres y mujeres trabajan […]. Dado que todos trabajan y concentran sus esfuerzos en oficios útiles, no resulta sorprendente que Utopía sea un país tan próspero. La eficiencia de la economía ha hecho posible reducir la jornada laboral a seis horas diarias, sin que haya por ello escasez de bienes o servicios.

Los almacenes públicos están siempre llenos, gracias a la eficiencia de la economía y la distribución de los recursos públicos. La abolición de la propiedad privada y el dinero ha puesto fin a la pasión por la posesión y la riqueza; también ha llevado a la desaparición de todos los crímenes y abusos nacidos del deseo de fortuna y superioridad; por idénticas razones, también ha desaparecido la pobreza.

Cada casa se rige por la autoridad del varón más viejo. Las esposas están subordinadas al esposo, los niños a sus padres y los jóvenes a sus mayores. La esclavitud sigue existiendo.

(Sir Thomas More: Utopia. Londres, 1516.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², pp. 624-627
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septiembre 14, 2018
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Valapee. La moneda local son los dientes humanos. Los amos arrancan a los esclavos los dientes en la infancia, y cuando mueren, sus dientes se distribuyen entre los asistentes.

(Hernan Melville: Mardi, and A Voyage Thither. Nueva York, 1849.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², pp. 631-632

Villings era un foco de una enfermedad misteriosa que mataba de fuera para adentro, causando la caída del pelo y de las uñas, luego la muerte de la piel y las córneas de los ojos y, por fin, en ocho o quince días, el colapso total.

(Adolfo Bioy Casares: La invención de Morel. Buenos Aires, 1941.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 642

Vleha no tiene constitución escrita ni gobierno oficial.

(Alexander Moszkowski: Die Insel der Weisheit, Geschichte einer abenteuerlichen Entdeckungsfahrt. Berlín, 1922.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 644
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septiembre 13, 2018
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Waferdanos. Sus habitantes son amables. Los cubre de pies a cabeza un pelaje suave de color pardo que los mantiene abrigados, y no conocen otras leyes que las de la naturaleza. Se alimentan de los animales que cazan y de loas pocas verduras que cultivan.

La sociedad waferdana está basada en la tolerancia, la fraternidad y la ayuda mutua.

(Anónimo: Voyage Curieux d’un Philadelphe dans Pays nouvellement Découverts. La Haya, 1755.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 647

La isla de Witlingen es el lugar más triste de la tierra y está habitada por quienes han sido exiliados por su ingenio. Todos conocen los chistes que todos cuentan y los repiten interminablemente.

(Godfrey Sweven: Rillaro, the Archipelago of Exiles. Nueva York y London, 1901. Godfrey Sweven: Limanora, the Island of Progress. Nueva York y London, 1901.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 350

En Wotnekst, los habitantes han promulgado una ley según la cual su lengua debe ser el idioma universal del mundo. La inmundas casuchas de su isla son, proclaman, el centro mismo de la civilización.

(Godfrey Sweven: Rillaro, the Archipelago of Exiles. Nueva York y London, 1901. Godfrey Sweven: Limanora, the Island of Progress. Nueva York y London, 1901.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 350
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septiembre 12, 2018
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Xiros. Lo principal de la isla es que si uno la avista una vez, aunque sea desde lejos, no la puede olvidar. Su visión acosará al viajero durante toda su vida.

(Julio Cortázar: «La isla a mediodía». En: Todos los fuegos el fuego. Madrid, 1976.)

Alberto Manguel & Gianni Guadalupi: Guía de lugares imaginarios. Madrid (Alianza), 2014², p. 654

 

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Italo Calvino: Palomar

octubre 6, 2017
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El señor Palomar ve asomar una ola a lo lejos, la ve crecer, acercarse, cambiar de forma y de color, envolverse se sí misma, romper, desvanecer, refluir. […] Pero aislar una ola separándola de la ola que inmediatamente la sigue, y como si la empujara y por momentos la alcanzara y la arrollara, es muy difícil, así como separarla de la olla que la precede y que parece llevársela a la rastra hacia la orilla, cuando no volverse en contra como para detenerla. […]

La cresta de la ola que avanza se alza en un punto más que en los otros y desde allí empieza a festonearse de blanco. Si eso ocurre a cierta distancia de la orilla, la espuma tiene tiempo de envolverse en sí misma y desaparecer de nuevo como tragada y en ese mismo momento volver a invadirlo todo despuntando ahora desde abajo, como una alfombra blanca que remonta la orilla para acoger a la ola que llega. Pero, cuando uno espera que la ola ruede sobre la alfombra, se da cuenta de que la ola ya no está, que sólo está la alfombra y también ésta desaparece rápidamente, se convierte en un centelleo de arena mojada que se retira veloz, como si lo rechazara la expansión de la arena seca y opaca que adelanta su frontera ondulada.

Italo Calvino: Palomar. Madrid (Siruela), 2001. pp. 19-20
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